Muchas veces insistimos en la importancia de no borrar las líneas auxiliares que forman parte del boceto. Juhani Pallasma, en su libro La mano que piensa, escribe:
Las líneas borradas del boceto forman parte del dibujo final, ponen de manifiesto la secuencia de ensayo y error y proponen una dimensión del tiempo y de la profundidad espacial.Y hoy, Vicente Luis Mora, en su blog Diario de Lecturas, publica un artículo titulado "No borrar: una poética de trabajo".